lunes, 15 de octubre de 2012

Por muchas noches en blanco que una dedique  a pensar en su biografía sentimental, la verdad, es que encontrará pocas soluciones. Podrá parchear tal y cual relación, pero al final volverá a pasar lo de siempre, que en un momento dado saltará en pedazos como tantas otras veces, porque uno es como es y no es fácil dejar de serlo para querer a alguien, es casi un combate perdido de antemano. Así que lo mejor que nos podría pasar es que las relaciones sentimentales vinieran con fechas de caducidad como los yogures, así sabríamos de antemano cual es la fecha del final y no perderíamos el tiempo en inseguridades, sospechas, ni discusiones...
Nos dedicaríamos a disfrutar cada momento hasta la última décima de segundo.
Aunque si lo piensas, lo bueno de no tener fecha de caducidad  es que nos permite seguir soñando  con que ésta vez sí, ese yogurt pueda conservarse para siempre...

        

1 comentario:

  1. Si supiesemos la fecha de caducidad estariamos tan condicionados que, en mi opinion, sería desastroso.
    "porque uno es como es y no es fácil dejar de serlo para querer a alguien, es casi un combate perdido de antemano." Buenísima la frase (:

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