lunes, 3 de octubre de 2011

El Parque . . .

Había leído en alguna parte que si un individuo viviera completamente solo en un lugar, como Robinson Crusoe, por ejemplo, y su soledad durase mucho tiempo, llegaría a perder la consciencia de quién era, de su condición de ser humano, y llegará incluso a identificarse con algunos animales o plantas que hubiese en su entorno.
Podría sentirse cabra, u oso, o pájaro, o simplemente un matorral. De la misma manera, ella jugaba a sentirse parque.
El resto del mundo había desaparecido de pronto, y se sentía banco, y después fuente, y árbol, y silencio, y un crujido de hojas secas, y unas gotas de rocio . . .

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