viernes, 9 de diciembre de 2011

.

Fuimos un sábado loco, un sábado ebrio sin pies ni cabeza, completamente descerebrado. A veces hacíamos cosas tontas, como decirnos que no queríamos, bailar sobre la cama o poner velas sobre el mármol . . .creíamos que si pensábamos que era real, al final acabaría siéndolo y no nos dimos cuenta de que bebíamos demasiado de la misma botella de siempre, mientras jugábamos al "yo nunca . . ." y nos mentíamos para beber un poco más de ron .
Yo me tumbaba en la cama y sentía tus yemas sobre mi piel, intentando agarrar un poco de alma mientras me mirabas a los ojos preguntándome cosas que yo no quería ni pensar .
Caímos poco a poco en los días del calendario y las hojas calleron como si fuera otoño, una a una, hasta dejarnos desnudos, con las verdades rasgadas en nuestra piel de lija. Nos tocamos, pero dolía y hacía ese ruido sordo tan molesto . . .
nos pilló el domingo de resaca, vomitando en el baño nuestras penurias existenciales, con la cama vacía, las manos frías y el corazón caliente. Mis ojos buscaron los tuyos, pero no nos encontramos; arrastré los pies por el pasillo siguiendo ese rastro de excusas que tú me dejaste y que yo convertí en razones .
Esperé junto a la puerta abierta días, meses . . . pero no llegaste .
Ahora timbran a la puerta, sé que eres tú porque gritas, pero ya no me afecta, ya no me roza la calma tu voz de petirrojo soñador, ya no me llenan el oído tus promesas insignificantes .
¿Sabes? Sólo quería, sólo creía, que pasaríamos en domingo en chandal viendo películes mudas

No hay comentarios:

Publicar un comentario