lunes, 12 de diciembre de 2011

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-Ignacio, ¿crees que las cosas suceden por casualidad?
+¿A qué te refieres?
-A lo que nos pasa.
+Depende. La vida es una caja de sorpresas.
-Sí. Yo ya te conocía. Sabía quién eras, nos habíamos cruzado muchas veces. ¿Por qué no nos habíamos encontrado antes?¿Hay un momento adecuado para cada historia?¿Tenemos que esperar que la vida haga madurar esos momentos, como si fueran frutas de un árbol?
+En realidad, no nos conocíamos. Sólo nos intuíamos.-Sonreía.
-Un día, de pronto, te vi distinto. Debe de ser que te miré con otros ojos. ¿Fue el azar o estaba escrito?
+No lo sé.
-A Camille Claudel debió de sucederle algo parecido. Era joven cuando conoció a Rodin, y eso quiere decir que era muy vulnerable.
+Tú, en cambio, eres una mujer fuerte.
-¿Lo dices en serio?¿De verdad lo crees?
+Sí.
-Pues te equivocas. No soy más fuerte que ella. Ni siquiera soy más fuerte que la mujer de la escultura de bronce.

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