lunes, 12 de diciembre de 2011

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Yo sí tengo miedo ahora, pero no a esto. Mi miedo es a enamorarme, a enfrentarme a la muerte reclamando la vida. Y tengo miedo a no tener una mano que agarrar, una voz que me consuele, alguien que me acaricie y a quien acariciar. Estas últimas semanas siento como si hubiera echado a correr, y me hubiesen entrado las prisas o algo parecido.
De pronto me doy cuenta de que necesito sentirme viva el tiempo que lo esté, porque no es igual estar vivo que sentirse vivo . . .

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